¡Buenos días! Hoy es viernes de la XXVI semana del tiempo ordinario. San Jerónimo (30 de Septiembre)
«Quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado». San Lucas 10, 13-16
#EvangelioDeHoy
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Primera Lectura
El Señor habló a Job desde la tormenta:
«¿Has mandado en tu vida a la mañana
o señalado su puesto a la aurora,
para que agarre la tierra por los bordes
y sacuda de ella a los malvados;
para marcarla como arcilla bajo el sello
y teñirla lo mismo que un vestido;
para negar la luz a los malvados
y quebrar el brazo sublevado?
¿Has entrado por las fuentes del Mar
o paseado por la hondura del Océano?
¿Te han enseñado las puertas de la Muerte
o has visto los portales de las Sombras?
¿Has examinado la anchura de la tierra?
Cuéntamelo, si lo sabes todo.
¿Por dónde se va a la casa de la luz?,
¿dónde viven las tinieblas?
¿Podrías conducirlas a su tierra
o enseñarles el camino de su casa?
Lo sabrás, pues ya habías nacido
y has cumplido tantísimos años».
Job respondió al Señor:
«Me siento pequeño, ¿qué replicaré?
Me taparé la boca con la mano.
Hablé una vez, no insistiré;
dos veces, nada añadiré».
Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares R/.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R/.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias porque me has plasmado portentosamente,
porque son admirables tus obras. R/.
Salmo
Segunda Lectura
Querido hermano:
Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.
Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: este es un testimonio dado a su debido tiempo y para que fui constituido heraldo y apóstol – digo la verdad, no miento -, maestro de las naciones en la fe y en la verdad.
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando las manos limpias, sin ira ni divisiones.
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.
Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
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