Reflexión del Evangelio del 28 de junio

#EvangelioDelDía

D. RAFAEL

D. Rafael

¡Buenos días! ¡Hoy es XIII Lunes del tiempo ordinario!

#EvangelioDelDía. 

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis 18,16-33

Los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré, miraron hacia Sodoma. Abrahán los acompañaba para despedirlos.
El Señor pensó:
«¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer? Abrahán se convertirá en un pueblo grande y numeroso, y en él se bendecirán todos los pueblos de la tierra. Lo he escogido para que mande a sus hijos, a su casa y a sus sucesores que guarden el camino del Señor, practicando la justicia y el derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha prometido».
El Señor dijo:
«El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré».
Los hombres se volvieron de allí y se dirigieron a Sodoma, mientras Abrahán seguía en pie ante el Señor. Abrahán se acercó y le dijo:
«¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?».
El Señor contestó:
«Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos».
Abrahán respondió:
«Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Y si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?».
Respondió el Señor:
«No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco».
Abrahán insistió:
«Quizá no se encuentren más que cuarenta».
Le respondió:
«En atención a los cuarenta, no lo haré».
Abrahán siguió hablando:
«Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta? ».
Él respondió:
«No lo haré, si encuentro allí treinta».
Insistió Abrahán:
«Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte? ».
Respondió el Señor:
«En atención a los veinte, no la destruiré».
Abrahán continuó:
«Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez? »
Contestó el Señor:
«En atención a los diez, no la destruiré».
Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su lugar.

Sal 102

R/. El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.

No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen. R.

Salmo

Segunda Lectura

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 8, 7. 9. 13-15

Hermanos:
Lo mismo que sobresalís en todo – en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que os hemos comunicado -, sobresalid también en esta obra de caridad.
Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.
Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En este momento, vuestra abundancia remedia su carencia, para que la abundancia de ellos remedie vuestra carencia; así habrá igualdad.
Como está escrito:
«Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba».

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 8,18-22

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.
Se le acercó un escriba y le dijo:
«Maestro, te seguiré adonde vayas».
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
Otro, que era de los discípulo, le dijo:
«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».
Jesús le replicó:
«Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».

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