Ante las nuevas disposiciones de cara a la reapertura de templos y celebraciones

Mis queridos hermanos y amigos, os escribo estas líneas ante las nuevas disposiciones diocesanas de cara a afrontar la reapertura de la parroquia y de diversas celebraciones. Hace casi dos meses, el 15 de marzo, III Domingo de Cuaresma, nuestro Obispo don Ginés decretó la supresión de todas las celebraciones públicas de la Eucaristía con la participación de los fieles, también la dominical, en toda la diócesis, así como el cierre de los lugares de culto, templos, parroquias, iglesias y capillas, con el fin de evitar que el templo se convirtiera en un foco de contagio del virus. Durante un tiempo, en el que se me ha permitido, a muchos de vosotros, a petición vuestra, os he asistido espiritualmente llevando la comunión a vuestras casas y confesando a todo aquel que lo ha solicitado. Durante este tiempo puedo aseguraros que he sufrido mucho por veros privados del bien más esencial de la vida cristiana: el Pan de la Vida y la Bebida de la Salvación.